Leonardo es tal vez uno de los mejores ejemplos y precedentes de lo que podría llamarse un artista total, ingeniero y científico. Poseía todas las características que serían deseables en un diseñador industrial, a saber, maestría con el dibujo y los pinceles, desempeño técnico solvente y creatividad aplicada a campos muy diversos.
Forjado en Florencia con maestros como Brunelleschi, su convicción y dominio técnico era tal en su juventud que cuando envió su carta ofreciéndose a Ludovico el Moro, se definía en los términos siguientes:"Ejecutaré esculturas en mármol, bronce y arcilla, y todo lo que pueda hacerse en pintura, sin temer la comparación con otro artista, sea quien fuere". Esto revela su amor a la perfección y su disponibilidad para afrontar retos sin temor alguno.
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